de Jaume Botey
Para el próximo encuentro de Diàspora, proponemos hacer un esfuerzo para
poner en común dos cosas:
1- Que cada uno individualmente piense el Credo que ha dado sentido a su
vida. Que escribamos nuestro Credo, que busquemos aquello esencial que ha configurado nuestra Fe y la vivencia de nuestra Fe y los elementos esenciales que han configurado nuestro compromiso con los pobres y la
vivencia de este compromiso.
2- Que lo hagamos conjuntamente como Cristianos en Diàspora. A lo largo de
estos encuentros hemos compartido Fe y compromiso con los pobres y a menudo
lo hemos compartido también con otras personas que, igual que nosotros, se
encuentran en los márgenes de la Institución. Se trataría de compartir con
ellos las razones comunes o diferentes de nuestra Fe y compromiso. .
Quisiéramos poner en común que otra Iglesia es posible. No en un futuro que
quizá vemos cada día como más lejano, sino la que hemos vivido y construido
como iglesias vivas de base. No se trata de soñar otra iglesia posible,
sino de celebrar que esta otra Iglesia ya existe, la hemos hecho. Que damos
gracias a Dios porque nuestra experiencia es ya la de esta otra Iglesia y
que por lo tanto es posible. Es la Iglesia de los de abajo. Celebramos que
formamos parte de una gran corriente subterránea que quiere vivir la Fe
desde la que creemos una lectura muy pegada al evangelio, la del Jesús de
los pobres.
Proponemos pues que en este encuentro pongamos en común Teología y
espiritualidad. Tenemos mucho que decirnos y comunicarnos. Lo que como
comunidades hemos ido acumulando y escribiendo con nuestras vidas. Hemos
escrito teología y espiritualidad, pero sobre todo la hemos hecho con
nuestras vidas.
Por ejemplo, nos hemos acostumbrado a leer los acontecimientos de la vida y
de la historia, la marginación de las mayorías, el conflicto social y los
hechos de la misma Iglesia con los ojos de los de abajo y nos sentimos
extraños en este mundo del dinero abundante, del éxito fácil, de la
democracia reducida a elecciones, de una Iglesia preocupada por disponer de
más poder.
El próximo encuentro de Diàspora encuentro de Testimonios de vida y
esperanza. Creemos que es importante decirnos cómo hemos vivido esta doble
fidelidad. En qué Dios hemos ido creyendo, en qué Jesús, en qué comunidad.
Con qué dificultades hemos tropezado y cómo pudimos -o no- superarlas.
Porque cuando hoy seguimos diciendo que Otro mundo y otra Iglesia son
posibles -a pesar de que los acontecimientos parece que nos digan que este
sueño se aleja- debemos preguntarnos dónde fundamentamos esta esperanza, en
qué y porqué.
Posibles cuestiones:
Se ha hecho posible otra Iglesia. ¿Cómo la hemos hecho posible?
1.- En qué Dios creemos.- Quizá hemos hablado mucho de Dios como
ser-supremo y demasiado poco de la imagen de Dios en la historia y en el
hombre, del Dios de la debilidad o del Dios de los pobres. Demasiado poco
del tremendo juicio de Dios sobre los poderes de este mundo que aplastan,
del Dios que pone al último en primer lugar y convierte al pobre en el
referente principal de su amor.
- ¿En qué Dios estamos creyendo?
- ¿Cuál es nuestro Dios?
2.- En qué Jesús creemos.- Hemos proclamado muchas veces que el mensaje de
Jesús es la salvación de los pobres. Más todavía, que la salvación del
mundo vendrá de los pobres. Porque creemos que la salvación nos ha venido a
través de Jesús crucificado, y no de las autoridades, de la sabiduría, del
dinero o del poder.
- Qué significa en la práctica para nosotros que la salvación viene de la
cruz y no del poder?
- Cuál es el pobre en el que estamos pensando?
3.- En qué salvación y cómo entendemos el compromiso.- No se trata sólo de
un mensaje de justicia, de ética o de moral fruto de la razón, sino de un
mensaje de Fe en el más allá, de un mensaje de ruptura, escatológico. A
menudo reducimos el mensaje de Fe a justicia, a razón o a "tratado de
Derechos Humanos". La salvación no vendrá del diálogo con este presente
injusto sino con la ruptura. Quizá hablamos demasiado de Doctrina Social de
la Iglesia y poco de las Bienaventuranzas, que son un escándalo.
- De qué salvación se trata?
- Cómo traducimos en nuestra práctica social y política el escándalo de las
Bienaventuranzas?
4.- En qué Reino de Dios y en qué Iglesia creemos.- Nos hemos preocupado en
construir el Reino de Dios. Y lo hemos hecho diluidos en medio del mundo,
donde este Reino crece y se extiende, sin privilegios. También nos hemos
preocupado de la Iglesia-Institución, porque por ella hemos nacido en la Fe
y porque también forma parte del mundo. Pero sabemos que lo importante es
el Reino. La Iglesia es un instrumento, como tantos otros.
- Qué es para nosotros Reino de Dios?
- Nos hemos preocupado demasiado o demasiado poco de la Institución:
sacramentos, cumplimiento dominical, luchas en su interior, esfuerzos por cambiarla etc.?
¿Cómo vivimos la confrontación con ella:
a)en lo político
b)en lo económico y social
c)en lo litúrgico
d)en lo ecuménico...
5.- Cómo vivimos el futuro.- A pesar del momento presente, tan negativo, no
hay motivos de desesperanza. Ha habido momentos peores y bien cercanos.
Nuestra Fe y Esperanza no se fundamentan en la circunstancia social,
política o de la Iglesia-institución de cada momento. Pero tenemos la
obligación, siempre, de construir una circunstancia social, política y de
la Iglesia-institución mejor que la presente. Hoy los datos apuntan hacia
el fortalecimiento de los movimientos alternativos, a la necesidad de
construir redes, al crecimiento de la conciencia mundial etc.
-¿Cómo participamos de estos movimientos?
-¿Cómo vemos en ellos la huella creciente del Reino de Dios, y por lo tanto se convierten en fundamento de
nuestra esperanza?
- ¿Qué señales directas o indirectas del Reino de Dios somos capaces de leer,
por ejemplo,en las consecuencias del 11 de septiembre
- en el fenómeno de la immigración
en el modelo egoísta de Europa que se está construyendo
- en el agotamiento físico del actual pontificado e imposición del modelo Opus de evangelización etc. etc.
y cómo podemos incidir en ellas?